martes, 26 de julio de 2011

Relato de smileforeverandeveralways.blogspot.com

Mis manos estaban impregnadas de sudor. Era una de esas noches calurosas de verano, en las que ni cuarenta ventiladores ni un aire acondicionado podrían aguantar. Sí, no exagero. Hacían más de cuarenta grados, y ya eran cerca de las dos de la madrugada. La calle estaba oscura, las farolas encendidas, mi familia dormía, y yo... -"Niná". Vale, sí, ya me estaban hablando por el tuenti chat. Ni era Julia, ni era Claudia, ni era Pablo. Tampoco era Arantxa, Natasha tampoco. Joder. Era Javi.
+ ¡Dímelo!
- Jajaja no :P No pienso decirtelo...
+ Venga ya, ¿por qué no?
- Porque las cosas pueden cambiar.
+ Pero... ¿Por qué deberían cambiar?
- No sé, pero sé que pasará.
+ Venga, María, sabes que puedes confiar en mí, y sabes que no se lo diré a nadie. Dime quien te gusta... ¡Por favor!
- Javi, ya sé que puedo confiar en tí y todos esos rollos, pero en serio, si te lo digo... ¡te vas a quedar Poker face!
+ Quiero quedarme poker face.
- No puedo enserio.
+ ¿Soy yo?
Se me ha parado el corazón. ¿Que se supone que debo contestar? Escribía una y otra frase. Ninguna quedaba bien. No sabía que responder. Sólo me dedicaba a escribir y borrar, escribir y borrar. Ya podía haberseme encendido la bombilla en ese momento...
- NO.
+ ¿Entonces?
- ¿Quién te gusta a tí?
+ Yo te he preguntado primero, cuando tú me lo digas, yo te lo diré.
- Dame una pista...
Sí, ahora es el momento en el que yo pienso "¿Qué cojones he hecho?, ¿Por qué no se lo he dicho?". Vale, ahora es cuando me arrepiento y me paso toda la noche pensando en lo estúpida que soy.
Me pasé cerca de una hora y media hablando con Javi. Al final le dije que el único que me gustaba era él. ¿Que cuál fue su respuesta?... A Javi le gustaba Arantxa. Se me partió el corazón. Él me consoló con las típicas palabras de que confía en mí, que soy muy buena amiga, que me quiere mucho pero como amiga, que todo va a seguir igual...
Al final me creí sus palabras. Como tonta pero me las creí. Después de despedirme, apagué el ordenador, y me dirigí al baño. Cogí mi toalla, mi ropa limpia, y me tomé una ducha. Me pasé más de media hora debajo del chorro. Supongo que mientras el agua caía por mi piel, mis lágrimas se mezclaban y era imposible distinguirlas. Lloré y lloré durante un largo rato. ¿Toda la vida me la voy a pasar así? ¿Por qué el que quiero no me quiere, y el que me quiere no me gusta? ¡Qué injusta es la vida!. Cerré el grifo, cogí la toalla, y me senté sobre la cómoda abrazándome a mí misma. Y seguí llorando.

Anoche me dormí a las cinco de la mañana, así que hoy me desperté, nada más y nada menos que a las 3 de la tarde. He dormido bien. Pero Javi no sale de mi cabeza (Y no es de extrañar con lo tonta e imbécil que soy). Hoy hemos quedado todos para ir al parque, darnos una vuelta y tomarnos algo. No sé cómo lo voy a mirar. ¡Qué vergüenza!
+ Hola - Dije rápidamente y apartando la mirada.
- ¡Eh! ¿Qué tal va todo? - Me contestó.
+ Bien, bien.
Por desgracia, habíamos llegado los primeros. Hubo un silencio durante aproximádamente unos 5 ó 6 minutos, que para mí fueron cinco o seis horas. LLegaron Claudia, Natasha y Arantxa. (Porque como siempre, Julia y Pablo llegarían tarde).
Arantxa y Javi tonteaban. Mucho. Claudia y Natasha me animaban, porque ellas sabían que yo llevaba apenas seis meses pillada por él. Y nunca, nunca se había dado cuenta. Lo que más me dolía era que Arantxa, me caía mal. Me parecía una persona hipócrita. Y no la soportaba. Y no, no eran celos. La odiaba de hace bastante tiempo. Todos sabíamos la clase de persona que era, excepto Javi. No quería darse cuenta. Es cierto, muy cierto. El amor ciega. El amor es ciego, pero también ciega. Ciega completamente. Menudo asco, menuda porquería de amor. Lo único que hace es joderte la vida una y otra y otra vez.
Para sentirme aún peor, se pasaron todo el maldito día tonteando. De "jijí" y "jijá" para un lado y para otro. Cada vez la odiaba más, joder. Si esque... ¡DIOS!. Ya era demasiado tiempo, tenía demasiados problemas. Una familia rota, unos amigos con los que poco podía confiar... Sí, es cierto. En mi vida solo existía verdaderamente Natasha, Julia y Claudia. Pero ¿Acaso me echarían de menos?, ¿No podrían seguir adelante sin mí?, ¿Les importaba yo algo?. Qué más daban las respuestas a esas estúpidas preguntas.

LLegué a mi casa e hice mi vida normal, me pegué una ducha, cené, me puse el pijama, ví la televisión... Lo típico.
Me refugié leyendo mientras toda mi familia se marchaba a la cama. Una vez cumplido mi objetivo, me dispuse a cumplir mi otro segundo objetivo. Recogí mi portatil, tecleé hotmail, y más tarde, redacté:
"Ninguna otra te vá a demostrar lo que es el amor como te lo voy a mostrar yo"
Envié el mensaje a Javi, pero lo mandé con un remitente anónimo. Bueno, invisible. Él no sabría de la autora del e-mail. Ahora, tocaba la segunda parte del plan. Me dirijo a la cocina. Cogí alcohol, betadine, unas tijeras, y una navaja.
Volví a mi dormitorio para apagar el portatil. Y me dispuse a echar alcohol el la pared de mi habitación. Con betadine, fui marcando su nombre, hasta dejar mi dormitorio repleto de su nombre. Cogí las tijeras y empecé a romper toda mi rompa, hasta quedarme en ropa interior. Rompí toda la ropa de mi armario. Cogí la navaja y, con dolor, gravé su nombre en mi pecho. Y me eché alcohol. Escocía. Pero ya nada me importaba. Todo me daba igual. ¿Qué más dá? Si nadie me echaría de menos. ¿Haría yo falta para algo? No. No tenía motivos para seguir con vida. Sin resignación, clavé la navaja en mi pecho. Sentí un amargo dolor que hizo que me estremeciera por dentro, pero pronto todo cesó. No sé qué está ocurriendo hoy, tampoco lo que ocurrirá mañana. Tan solo sé que le seguiré amando más allá del fin de los tiempos. Viva o muerta. Porque por los amores que no se matan, se muere.

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